Carta desesperada: ruego de un preso de la dictadura al papa Juan Pablo II

Este informe periodístico realizado por Rodolfo Barili da cuenta de los archivos desclasificados por el Vaticano, relacionados con la última dictadura civico-militar. En los últimos días se develó que una carta escrita clandestinamente en la excárcel de Caseros llegó a manos de Juan Pablo II.

A principios de 2023, el papa Francisco pidió que se revelaran los documentos y correspondencias entre la Conferencia Episcopal Argentina y el Vaticano durante la última dictadura militar.

El trabajo de lectura de ubicación en contexto histórico fue realizado por los teólogos de la UCA que escribieron un libro en el que revelan algunos de esos documentos. Recientemente publicado, el libro “La verdad los hará libres” -escrito por Carlos Galli, Juan Durán, Luis Liberti y Federico Tavelli- se presenta junto a los anuncios de desclasificación de documentos en los próximos días.

Entre esos documentos, Telefe Noticias accedió en exclusiva a una carta escrita por Luis Baronetto, un militante católico de 30 años detenido en la entonces cárcel de Caseros. El joven estaba detenido a disposición del PEN (Poder Ejecutivo Nacional). Si bien los presos por razones políticas sufrían el mismo trato que aquellos detenidos de forma clandestina, los primeros estaban registrados en documentos oficiales, a la espera de un juicio que serían realizado por las Fuerzas Armadas y basado en el Código de Justicia Militar, algo totalmente ilegítimo en el marco de un gobierno de facto.

Un mensaje desesperado

El 24 de diciembre de 1979, los internos del pabellón de presos políticos se enteraron de que los visitaría el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Monseñor Pio Laghi. En representación de los presos políticos, Luis escribió una carta dirigida a Juan Pablo II, que llegaría a través del propio Laghi. En la nota, Baronetto describe el accionar del terrorismo de Estado de aquellos años: secuestros, desapariciones, torturas y muerte de miles de personas.

Aquella denuncia fue escrita en un papel de armar cigarrillos. Pero ¿cómo llegaría hasta Laghi? El hombre dobló el papel en varios pliegues hasta que entrara en una cápsula de medicamentos, que escondió en una fosa nasal para evitar que la descubrieran los guardias.

El director de la cárcel no permitió que el obispo de la CEA se encontrara cara a cara con los internos: sólo permitió que les diese la mano a través de la ventanita por donde pasaban la comida. Cuando llegó la mano de la máxima autoridad clerical, Luis tenía ya entre sus dedos “un caramelo” con la carta adentro. Esa carta fue transcripta en español y en italiano por la Conferencia Episcopal y enviada al Vaticano.Recién en estos días, con la desclasificación de los documentos, supo que la carta había llegado al Vaticano. Se lo confirmó Luis Liberti, teólogo y amigo encargado de observar con protocolos los documentos que devela el intercambio epistolar entre la Comisión Episcopal Argentina y el Estado del Vaticano durante la última dictadura cívico-militar.

 

Matías Vitale y Estela Rodríguez, de la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, permitieron el acceso a Rodolfo Barili y el equipo de Telefe Noticias para recorrer el edificio donde funcionaba la prisión de Caseros, desde donde partió la carta de Baronetto.